Ella otra vez. Ella escucha una llamada suya y le cree. Él le dice que esta vez será diferente, que será el padre que sus hijxs necesitan. Será su padre por fin. Ella siente emoción, cree que por fin va a formar una familia con el padre de sus hijxs. Entonces le dice a un pretendiente que ya no quiere saber más de él, que prefiere estar sola. Ella busca al que la llamó y la endulzó. Le abraza, le besa, le dice que le cree, que le ama, que quiere intentarlo.
Pasan un día maravilloso juntxs, primero con sus hijxs, luego a solas. Caricias y besos. Todo le hace pensar que esta vez sí es de verdad.
Regresan del hotel, todavía con el sudor del amor en el cuerpo, se encontrarán con sus hijxs y la seguirán pasando bien, piensa ella. Pero lo que no sabe, es que él lo tiene todo planeado.
Una semana antes del encuentro, él se enteró que ella había estado saliendo con alguien. Y está convencido que ella es una puta por estar con “alguien” que no es él, a pesar de que ellxs no tienen nada que ver hace años, a pesar que él ha tenido otras mujeres en su vida, a pesar de que viven a cientos de kilómetros de distancia, a pesar de que lo único que tienen en común son sus hijxs. Y porque ella no le ha contado que estuvo saliendo con alguien hasta hace poco. Porque no le ha contando que dejó a ese hombre intempestivamente para correr a sus brazos. El no habérselo dicho confirma sus creencias sobre la “putez” de esa mujer. Lo ramera que es. Y lo tiene todo planeado.
Entonces, cuando llegan a recoger a sus hijxs de la casa de lxs abuelxs, él llama a un taxi, les grita a lxs tres que se suban al taxi, RÁPIDO! Ella pregunta: qué sucede? no se supone que íbamos a pasar el fin de semana juntxs? Ella no entiende! no se supone que acaban de dejarlo todo en la cama, que comenzarán a reescribir su historia? no era esa la razón de estar ahí? de sus horas de sexo?
Él sigue gritando. Ahora no sólo les obliga a subir al taxi, sino que la humilla delante de sus hijxs, la insulta, le dice perra, que no vale, que él lo sabe todo, que no le puede engañar, él sabe sobre “el otro hombre”. Ella intenta explicar que ese otro hombre ya no importa, que cuando él la llamó, ella se decidió por él. Pero él no la escucha. Apabulla sus explicaciones con más insultos. Le grita al taxista que se lleve a “ESA”, desaparece, le dice. Lárguense! les grita.
Mientras tanto, ellxs, esxs niñxs que no terminan de entender lo que está pasando, lloran. Preguntan entre lágrimas: qué sucede mamá? qué pasa papá? Nadie les escucha. Nadie les explica lo que pasa. Aparentemente su madre ha hecho algo malo, tan malo como para enfurecer a su, hasta ahora ausente, papá. Tan malo, como para acabar con el sueño de una “familia feliz”. No les duró ni un día, pero ya era una promesa, estaban felices.
Ellxs, sus hijxs, jamás olvidarán el rostro de su madre al verla regresar abrazada con su papá, tan feliz, tan radiante. Su sonrisa era una promesa de felicidad. Y ni diez minutos después, toda esa ilusión perdida, el nuevo rostro de su madre, la tristeza, la rabia, la decepción. El maltrato, los gritos, las lágrimas. Una nueva promesa, una nueva demostración de la clase de persona que ese tal padre es.
El taxi avanza. Ellxs lloran, ellxs tiemblan, cada unx de ellxs. Ellxs quedan marcadxs, para siempre.
Algo han aprendido de ese día. Cada unx se lleva una lección que la aplicarán de manera distinta en sus vidas. La madre sellará para siempre las puertas del amor para aquel tipo, y quizá para cualquier otro más, ahora será pragmática, sabe que una mujer sola con hijxs recibe menos valor en nuestra sociedad, entonces buscará la manera de compensar ese vacío, no permitirá que la vuelvan a ofender, a gritar por estar sola, por tener hijxs “sin un hombre al lado”.
Lxs hijxs aprenderán de manera distinta su forma de ver y valorar a hombres y mujeres. Para una de estas personitas le bastará con observar lo sucedido, no preguntará “por qué”. Esa experiencia le enseña que así es la vida, las mujeres valen según su sexualidad y con cuantos hombres una se acueste, cuando crezca insultará y tratará a las mujeres como su padre trató a su madre aquel día. Justificará sus acciones basándose en “la sociedad” y en “como las cosas son”, es decir, una mujer debe saber cuidar su reputación. Es decir, una mujer con hijxs no puede tener “otros maridos” que no sea el padre de sus hijxs. O si los tiene, debe ser solo uno, quizá él, pero su pasado será excusa para ofenderla. Una mujer vale indirectamente proporcional a lo activa que es su sexualidad.
La otra personita que observó y absorbió todo lo sucedido, se ha quedado impactada por el rostro de su madre, le preguntará: qué ha ocurrido? La escuchará, llorarán juntas. Aprenderá de la verdad, de lo injusto de la situación. Aprenderá que nadie tiene derecho a humillarte de esa manera. Se encolerizará mucho! Se prometerá a sí misma que no permitirá nunca que eso le pase! Jurará luchar contra aquellas personas que le restan valor a las mujeres (a las personas) por su libertad. Odiará a ese hombre, a su padre, pero solo a él, porque su madre le repite que no debe tener miedo de los hombres en general, que los hombres no son malos, solo su padre es un IDIOTA, una BESTIA, que ella escogió mal, porque ella también fue idiota. Pero no volverá a pasar. Le promete que si como persona se esfuerza por ser mejor cada día se cruzará en su vida con muchas buenas personas. Esta pequeña personita le creerá.
Sin embargo, su madre no volverá a sonreír. No de esa manera, no como aquella tarde. Para ella la ilusión se desvaneció, se hundió con los gritos de él y se perdió entre el llanto ahogado de ella. Para ella, le dice a sus hijxs, se lo dice a sí misma, ya no hay esperanza. Ella es una más y es una menos!
Para que no hayan más madres sin ilusión por culpa de la humillación! Para que lxs hijxs no aprendan y repitan el machismo de sus padres y madres! Para que más niñxs crezcan con ilusión, con esperanza, libres de machismo, gritemos "Ni una menos!"
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