viernes, abril 13

Carta a mi hijx trans no nacidx

Mi pequeñx,
lo primero que quiero decirte es perdón por asignarte un género con el que no estás conforme. Lo siento mucho, de verdad! Es cierto que lo hice (seguro tu papá también) con la esperanza de que tú te identifiques con este género. Tienes que entender que este mundo es binario por excelencia, tus genitales ya tenían género antes de que nacieras. Las leyes y formas nos obligan a decidir por ti. Lo siento!
Cuando digo que esperaba que te conformaras, créeme que no es porque crea que ser como eres esté mal. Para nada! Mi vida adulta la estoy dedicando a luchar contra ese mensaje hacia las personas trans! Pero tienes que comprender que esta sociedad,
-y aquí tengo que decirte por primera vez: “porque soy mayor que tú he vivido más que tú y por eso sé un poco mejor cómo funcionan las cosas” (cuando crezcas podrás desafiar esta postura mía)-
que esta sociedad es cruel con personas que no se conforman, que son subversivas, como tú. Tu sola existencia la verán como una amenaza. Tu cuerpo será visto como un arma, a la que le mostrarán rechazo, miedo y -muchas veces- odio. Créeme, lo he visto. Entonces mi pequeñx, por supuesto que tenía la esperanza que no tengas que pasar por tanto dolor, que tu vida sea menos difícil.
Pero también te puedo asegurar que desde el momento que me digas, o que empieces a jugar entre las barreras del género, seré tu animadora number ONE! Cuando empieces a querer vestir las ropas de lo que la sociedad te ha enseñado que NO le pertenecen a tu género, iré contigo de la mano! Compraremos en la sección “prohibida” y lucharemos juntxs frente a las miradas inquisidoras de la sociedad! Por supuesto! Cómo no entender que creas que la construcción de tu identidad depende de la apariencia que tomes? Cómo no comprender que para poder decir que eres tú, necesitas cambiar tu apariencia? Si mi sola presencia, y la de tu padre, yo con vestidos y él nunca con vestidos en la calle, te han enseñado que así nos diferenciamos las mamás de los papás, las mujeres de los hombres, las chicas de los chicos. En todo momento estuvo así presente: nuestra heteronormativa imagen. Cómo podría discutirte que quieras afianzar tu identidad con lo que crees que te corresponde? No! Al contrario, AHÍ ESTARÉ celebrando cada elección de ropas que hagas! (me haré a la fuerte cuando quieras usar colores, que yo considero totalmente estereotipados, sufriré, pero ahí estaré)
Iré contigo de la mano! No obstante, debo advertirte que si quieres jugar con los juguetes que se supone le pertenecen al género con el que te identificas, te enseñaré que yo no creo que los niños deben jugar con tal o cual cosa exclusivamente, o las niñas. También te puedo asegurar, y desde ya te pido disculpas por las largas conversas, que voy a discutir contigo a tus cortos años, lo sexista de la publicidad de los juguetes y voy a motivarte a no sucumbir ante ese sexismo! Pero, créeme que si insistes en que quieres un determinado juguete porque te hace sentir bien, no te lo voy a prohibir, pero vamos a hablar -probablemente siempre- sobre ello, hasta que ambxs seamos conscientes del por qué.
Porque, mi pequeñx, yo deseo de todo corazón, que no seas solo consumista en esta sociedad. Yo deseo que pienses en lo que quieres y en por qué lo quieres. Ya pues, si tienes tres años no podremos discutir mucho, pero ahí estaré, esperándote, observando y aprovechando las oportunidades para hacerlo.
Desde ya tengo que decirte que cuando empieces a sentir el rechazo de la sociedad, me voy a enfurecer. Pero por favor, te pido que me ayudes a recordar que mi dolor o molestia no deben ser las protagonistas. Que se trata de ti, de tu vida, de tu cuerpo. Ayúdame a recordar que no debo olvidar nunca eso! Pero créeme que si en el jardín de niñxs ya te muestran intolerancia (discriminación!) de algún tipo, voy a intentar hacer “gender trainings” con todo el mundo. A veces voy a exagerar, pero seguro tu papá me ayudará a entender cuándo vale la pena insistir, y cuándo no, y él y yo encontraremos maneras estratégicas de lidiar con tal discriminación.
Igual debo pedirte disculpas porque voy a querer protegerte de cada troglodita, pero no voy a poder! Y a pesar de mis deseos de que no vivas ninguna forma de violencia, voy a insistir en que te quedes en ese colegio a pesar de esos episodios con la/el profe y sus “chistes” desatinados, o con tus compañerxs que también han aprendido cómo funciona este mundo binario, y por eso tu sola presencia les causa irritación. Sí, te voy a insistir que sigas en ese ambiente, porque, mi pequeñx, así también es el mundo a gran escala y debes prepararte. Ese será solo un campo de batalla de los muchos que te tocarán vivir. Ya sabes, ahí estaré yo, armada hasta los dientes, e intentaré no olvidar que tú eres quien comanda la lucha y que yo puedo ser todo menos la razón de esa lucha.
Asimismo te pido perdón por las veces que voy a hacer de tu vida, de tu sola existencia, una plataforma de lucha. Ahí también deberé aprender cuándo es demasiado, cuándo eres tú quien debe luchar y cuándo debo callar. Sin embargo, mi pequeñx, tu vida, tu dolor, ya son razones de lucha para muchxs otrxs, y espero que en algún momento te sumes a ellxs! Que no, porque nos tienes a nosotras que te respetamos, amamos y te hacemos sentir segurx, creas que el mundo no necesita de tu fuerza, de tu voz. Será, creo yo, un privilegio tenernos a tu lado, pero también de tus privilegios debes ser consciente y ser capaz de ver más a allá de ellos. Y ahí conocerás personas maravillosas! Personas, que ya luchan por ti, incluso antes de que nazcas. Y créeme necesitarán de tu voz.
Con el tiempo te darás cuenta que no solo la apariencia o las actividades –pueden diferenciar- diferencian a las personas en chicos y chicas. En algún momento empezarás a notar que tu cuerpo es distinto a lo que se supone que tu identidad dice que debe ser. Te darás cuenta que hay aspectos de tu rostro, tus caderas, tu torso, tu trasero, tus vellosidades y tus genitales –y sus funciones- que son drásticamente diferentes a lo que se supone “debe ser”. Te lo advertí, tus genitales ya tenían género, desde antes de que tú seas consciente de su existencia, desde antes de que nacieras! Y sí, ahí estaré y hablaremos sobre ello. De las alternativas, de las posibilidades. Te contaré de un amigo trans que aprendió a vivir como hombre con vagina y que disfruta de su sexualidad y no cree que le falte algo (en su caso, su acercamiento al feminismo fue clave para esta postura). Te contaré de una amiga trans que se considera muy subversiva, y lo es, porque tiene pechos voluminosos y pene, y dice ser feliz con esta combinación (aunque no se lo confiesa a muchas personas, porque esperan de ella que quiera una vagina). Pero también te hablaré de los otros casos, en los que personas trans quieren y desean una operación para tener otro tipo de genitales. Te acompañaré mientras descubres qué es lo que tú quieres. Desde ya te digo que también discutiremos sobre tus razones, e intentaré motivarte a ser críticx y reflexivx con cada decisión que tomes.
Sí, a veces será un poco fastidioso. Pero créeme que quiero que tomes la decisiones basadas sobre todo en ti y no sólo –porque es inevitable- en lo que la sociedad quiere de ti. Porque mi niñx, tú ya eres una muestra que a pesar de que la sociedad, tu padre y yo, te hayamos asignado un género y un nombre y toda la nomenclatura que eso conlleva, eres capaz de contradecirla, entonces espero que no creas que DEBES ser –ojalá casi siempre- de un modo u otro sólo porque tienes determinada identidad de género! Porque mi niñx, como seguro ya te diste cuenta, gasto mis horas en luchar contra el sistema heteronormativo en el que vivimos y que da valores distintos al ser mujer u hombre. Entonces mi pequeñx, tus decisiones serán parte de mi observatorio social. Lo siento, pero -afortunadamente- así se ha socializado tu madre!
No te preocupes que no te faltarán ejemplos de vida. Te contaré te tu tía abuela Diana y la primera vez que supe, a los cinco años, quién era y que ella era una persona trans. Te hablaré de mis aprendizajes y luchas al lado de tu abuela Belissa, la que te tejerá un roponcito y seguro te contará ella misma de sus aventuras y desaventuras. Te contaré de Andrea, Inti, la mocosa Daniela, Jeimy, Celeste, Francis, Vivian, Josselyn, Dayana, Taki y muchas otras bellas personas que he tenido el honor de conocer, y con las que he compartido no solo luchas sino también risas, conversas (banales y profundas), cosas cotidianas e inesperadas. Personas que espero te ayuden a darte cuenta que no estas solx, que son muchas más las personas que como tú nacieron diciéndole NO a la imposición más básica del sistema social: tu género, y ahora están viviendo en él desde sus individuales puntos de vista.
Mi pequeñx, no quiero asustarte porque parece que creo que el mundo y el sistema son una mierda –a veces, muchas veces-, solo que tienen aspectos que necesitan ser mejorados, he ahí donde tú y yo jugaremos un rol importante. De verdad deseo que me concedas el honor de saber lo que pasa por esa cabecita, con tus sentimientos y deseos, tus identificaciones, tus contradicciones y confrontaciones. Ojalá puedas vivir tu vida como quieres vivirla. Ojalá no esperes a los 30 ó 40 ó a los 60 años para vivir tu verdadera identidad. Ojalá no creas que debes mentir, adaptarte, disimular para sobrevivir. Te contaré de las personas que lo han hecho y han tenido una vida llena de frustraciones y de apariencias que a veces demoran en ser perdonadas. Pero también te contaré de Daniela, Lukas y Andrea, quienes decidieron empezar a vivir su verdadera identidad cuando ya eran progenitorxs, que se tuvieron que enfrentar al rechazo de sus parejas, al juicio de sus hijas y que finalmente ganaron el amor de sus niñas porque les demostraron que su capacidad de amar y de educarlas, no tenían nada que ver con la forma en la que querían vestir, ser llamadas o caminar. Sus historias no son del todo felices, pero en las palabras de sus hijas puedes notar la admiración hacia sus progenitorxs trans, muchas veces más fuerte que hacia el o la otra progenitor. Ser quienes son es un ejemplo que sus hijas valoran y del que se sienten orgullosas. Entonces, si deseas simular por mucho tiempo, ahí estaré, esperando que quieras mi mano para caminar juntxs, gritando lo que habías ocultado por tanto tiempo, o diciéndolo en silencio, sea como sea, ahí estaré.
Tengo mucho más que quiero decirte, pero creo que debo dejar algunas palabras para nuestras conversas face to face.
Las conclusiones y finales no se me dan muy bien, ya te darás cuenta cuando te diga que te amo hasta el horizonte. Tu papá sugirió que terminara esta carta con “Fin y punto” (entre risas). Ya lo conocerás, y te darás cuenta lo pragmático que puede ser a veces. Yo no creo que “Fin” sea lo que más se ajusta a lo que quiero decirte con este final. No puedo prometerte un final. No, sabiendo todo lo que nos falta por vivir. Lo más apropiado es decirte y prometerte “un continuará”. Tu nacimiento, tu existencia serán el comienzo de muchas, pero muchas historias que tendré el orgullo de vivirlas a tu lado.
Tu Madre

P.D.: esta carta también se aplica si –además- eres homosexual o asexual. Pero, si resultas machista o de derecha –no necesariamente extrema- o avarx capitalista, ahí no te puedo prometer comprensión incondicional. Ahí si será una lucha constante entre nosotrxs. Con amor, Mamá!

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